El Ayuntamiento aprobó realizarcontroles aleatorios tras descubrir «algún caso» de consumo durante el servicio
Los controles aleatorios de alcohol y drogas que el Ayuntamiento de Bilbao aprobó realizar a policías municipales, bomberos y sanitarios a finales de 2007 empezaron a practicarse ayer, según confirmaron fuentes del Consistorio. La selección se hizo por sorteo, y al menos una veintena de agentes de la Policía Municipal y un número menor de bomberos se sometieron a los test desde la mañana. El Ayuntamiento no desveló el resultado de los análisis -si había algún positivo- al entender que se trata de un asunto de «seguridad médica», señaló un portavoz municipal.
La Ley de Emergencias prohíbe a los bomberos beber alcohol mientras se encuentran de servicio. Los policías y conductores de ambulancias que se pongan al volante tendrán una limitación de 0,15, cuando la de los conductores en general es de 0,25 miligramos de alcohol por litro de aire espirado. No obstante, una interpretación más estricta de la normativa exigiría a los agentes de la autoridad una tasa cero.
Medida pionera
La medida, pionera en España, se adoptó a raíz de la existencia de «algún caso» de consumo de alcohol entre funcionarios en horario de trabajo; en concreto, en el parque de Bomberos de Garellano. Fue un compañero el que denunció que un miembro del servicio de extinción ingería alcohol.
A propuesta del área de Salud Laboral, se aprobó un decreto que, entre otras medidas, incluía la posibilidad de someter a controles «aleatorios» de alcoholemía y de drogas a policías locales, bomberos y sanitarios municipales. También deberán realizar los alcotest en caso de que un vehículo de emergencias sufra un accidente, o si se observa una «conducta rara».
Entonces, el concejal de Seguridad Ciudadana, Eduardo Maiz, declaró que se trataba «de la aplicación de la normativa, que no permite a los bomberos probar ni una gota de alcohol, y que limita mucho el consumo a los policías y los conductores de ambulancias». Los miembros de los servicios de emergencias deberían ser los primeros en dar ejemplo a la ciudadanía, apuntan los defensores de la iniciativa.
Los controles se realizan a través de muestras de orina, de sangre, saliva (el método que emplean los narcotest), o con un alcoholímetro.
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